Hacer un crítica de cualquier tema ya es opinión. Y al opinar es difícil mantener la subjetividad lejos de nosotros. Hemos avanzado mucho en los últimos años, ya no se nos ofrecen las mismas cuestiones en los medios de comunicación. Contamos con empresas que se sitúan en distintos lados de la balanza y cada cual nos da su opinión, o simplemente, se nota que se inclinan hacia su lado de la balanza. Por ello es complicado determinar si los medios de comunicación realmente reflejan la opinión pública manifiesta, o favorecen la creación y difusión de una opinión ya latente.
Hay de todo, como en todo, pero está a la orden del día que los medios de comunicación tienen un gran poder de persuasión, y lo utilizan, muchas veces, manipulando para lograr sus fines. Nos van dando a cucharaditas lo que quieren que oigamos, manipulan la información, la transforman con cuidado y disimulo intentado así favorecerse ellos u otros…
Si nos vamos a la parte de opinión en el periódico ABC, apreciamos artículos de críticas constantes hacia el gobierno de Zapatero, algunas como: “En un país en el que se ha abolido, no ya el sentido de la responsabilidad, perfectamente inexistente en los gobernantes, sino la responsabilidad misma, hay necesidad de buscar culpables de nuestras desdichas. A ser posible lejos de aquí.”
O, en otros medios como TVE, podemos oír cómo han manipulado información traduciendo mal la intervención de la canciller de Alemania, Ángela Merkel, atribuyéndole una frase en la que decía que quienes no hablaran alemán no eran bienvenidos en Alemania. Lo que, según otras fuentes, es falso ya que dijo que se esperaba de ellos que quisieran aprenderlo. Y esto para poder llamarla xenófoba. Cosas así las vemos diariamente en los medios, ya sea en televisión, radio, prensa, etc. ¿Se han informado bien?, Seguramente. ¿Han presentado los hechos, como indica el Código especial de Ética, con honradez y sin omisiones? La respuesta es clara. Por supuesto, también he de decir que no todos cometen este grave error, pero si la gran mayoría.
Por otro lado, las columnas que escriben los periodistas en prensa, ya no van firmadas sin coincidir necesariamente con la opinión del medio. Eso ya no se ve, ya que si quisiéramos escribir de los toros como un arte típico español en cualquier medio catalán, nos sería imposible. Cierto es que el periodista se especializa en un tema en concreto para escribir su columna del día, lo analiza en profundidad e intenta aportar juicios de valor e interpretación lo más subjetivos posibles, pero cada vez es más difícil. No me imagino diciéndole a nuestro jefe de un medio cuya línea editorial es contraria al PP, por ejemplo, que quiero escribir una columna de lo bien que están preparando Rajoy y su equipo las próximas elecciones.
¿Hay, o no hay entonces libertad de expresión? La hay, quiero pensar, pero siempre sabiendo para qué medio y qué público escribes. Es decir, si escribes para el periódico ABC sabes que tu balanza se tiene que inclinar hacia la derecha. Y, por consiguiente, los lectores saben qué periódico compran y cuál es su línea editorial.
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