Viendo cómo está el tema de trabajo en España, empiezan a salir ofertas de debajo de las piedras. Y nunca mejor dicho… La muerte es algo que da mucho dinero y si no se tiene lo necesario para ejercer de forense, quemador o enterrador, ¿por qué no limpiador? Incluso los gorrillas empiezan a demandar puestos de trabajo en la limpieza de nichos, tumbas y panteones ya que da mucho más dinero que ver cómo aparcan coches y darse una carrera para cobrar el sueldo del día.
La infraestructura necesaria es mínima, algún producto de limpieza, un cubo, unos guantes, gafas protectoras, dos estropajos de distinto grosor y cinta aislante para proteger las letras y demás adornos de la lápida. Profesionales en todo caso, cuya forma de llevar dinero a casa es más tranquila y sin problemas con los clientes.
Los precios son los siguientes; los nichos a 5 euros, las tumbas a 15 euros y los panteones a 20 euros. Si calculamos que hay más de cinco millones de tumbas por cementerio (siendo éste un cementerio grande), se prevé trabajo para rato.
En quince días se puede hacer una caja de 1.100 euros, empleando no más de 4 horas diarias sin contar con fines de semana. Teniendo en cuenta que en un mes de cualquier otro trabajo, empleando 8 horas diarias, podemos ganar unos escasos 1.000 euros, ¿no suena algo desequilibrado?
Es decir, tras unos años de estudios, de experiencia profesional, aprendizaje de idiomas y demás necesidades actuales para llegar a ser algo, cobraremos menos que cualquier limpiador de nichos, tumbas y panteones. Y lo más importante, tendremos más tiempo libre para nosotros.
Si se consiguiera que sólo los limpiadores oficiales tuvieran derecho a acceder al cementerio a limpiar tumbas ajenas y evitásemos la invasión de los gorrillas que crean cada vez más competencia, sería el trabajo perfecto.
Eso sí, creo que añadiría un producto más al pack aconsejado: un buen bote de insecticida.
Teresa Duque Piñero
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